"No sentí que Coppola nos dirigiera"

Esta semana se proyectó en Cannes “Tetro”, la película que el director rodó en Buenos Aires con actores argentinos. El actor habló con 7 DÍAS y coincidió con la crítica: “Nuestros personajes están desdibujados” y Rodrigo de la Serna “está desaprovechado”. “Nunca esperamos que nos invitaran al festival”, se sincera.
Por Mariana Merlo
marianam@revista7dias.com

No fue la primera vez que Hollywood llegaba, en cuerpo y espíritu, a la Argentina. Ya habían venido Oliver Stone, Madonna y Antonio Banderas. Ya habían estado filmando aquí. Pero cuando llegó él, en febrero de 2007, el mundillo artístico se conmocionó. Francis Ford Coppola, nada menos, buscaba talentos autóctonos para la película que estaba gestando, Tetro. Actores tan locales como el dulce de leche. Muchos de ellos soñaban con estar en ese filme bajo sus órdenes, una participación que les daría, tal vez, la posibilidad de entrar de su mano a la meca del cine.
Leticia Bredice, Sofía Gala, Mike Amigorena y Rodrigo de la Serna, fueron los elegidos en el casting más promocionado de los últimos tiempos, y lo que vivieron de alguna forma fue el gran sueño de un actor de estas pampas, ser dirigidos por el mismo que dirigió a Marlon Brando y Al Pacino en el El padrino.

Pero como si se tratara de un cuento de hadas en el que termina el hechizo, la proyección esta semana de Tetro en el Festival de Cannes y sus posteriores críticas, dejaron en claro notar que el elenco argentino no encabezaba el afiche, y no estarían en las ternas de los Golden Globe. No porque no fueran talentosos, sino porque se generó alrededor del filme que Francis rodó en nuestro país una expectativa falsa. Coppola encontró en el grupo de actores nacionales el “color” que le faltaba a su filme. Los críticos internacionales les pincharon el globo.
Desde adentro. Mike Amigorena –Abelardo es el nombre de su personaje– ni siquiera estaba al tanto de que Tetro había sido presentada en estreno mundial en la apertura de la sección paralela: Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes. En comunicación con 7 DÍAS se enteró de la ovación del público presente en la sala y de las apreciaciones de los críticos.

–¿Qué opinión le importa más, la de la audiencia o la de los especialistas?

–La verdad es que… (piensa). El aplauso del público es muy valioso, pero por otro lado la gente que entiende de cine –yo no entiendo mucho de cine, aclara– también es importante. No es que me quedo con uno o con el otro. Uno esto lo hace para el público y después los críticos evalúan lo que hacés. Uno sabe lo que hace, después que vos compartas lo que dice el crítico es otra cosa.

–¿Usted quedó conforme con la película?

–¡Eh!, sí, sí.

–No suena muy convincente.

–No, lo que pasa es que sé lo que hice. Me sorprendería mucho que digan “que bárbaro que estuvo”, sería para bien, pero sé lo que hice y también pierdo el registro.

–Con su trabajo quedó súper conforme entonces, ¿pero qué pasa si hacemos un análisis más global del filme?

–A mí la película me pareció medio oscura, y a la vez no había mucha dinámica. A mí por lo general si no hay dinámica, en cualquier cosa, me aburre. Entonces, ya desde el libro planteaba una autobiografía donde lo que hacíamos nosotros, los actores argentinos, era ponerle color a eso. Tanto Rodrigo, como Leticia, como Sofía, creo que hicieron un excelente trabajo. No vi nada, ni siquiera el trailer, no vi absolutamente nada.

–¿Y cuándo la va a ver?

–Y..., cuando la estrenen. ¿Ya la estrenaron?

–La proyectaron en Cannes. Estuvo Coppola con Maribel Verdú y Alden Ehrenreich.

–Para mí Alden Ehrenreich es el mejor de la película. Vincent Gallo se tiene que dedicar a, no sé, hacer terapia. Pero, contame chismes que no sé nada.

–La crítica decía que los argentinos quedaron librados a sus propios medios, prisioneros de personajes desdibujados, entre otras cosas…

–Estoy totalmente de acuerdo, creo que estaban desdibujados los personajes.

–¿Ustedes sabían que esto iba a ser así?

–No, pero no me sorprende, es perfecto eso. Es una cosa a la que nosotros le pusimos un color, que la crítica dice “desdibujado”. Y sí, porque no teníamos nada que ver, nunca hubo una dirección, no sentí que nos dirigieran. No deja de ser alguien a quien poder adaptarse y hacer una película copada, no perdamos de vista que es uno de los mejores directores de la historia del cine, que tiene un clásico inigualable. Esas cosas se respetan, no le vamos a quitar ese mérito.

–La crítica también dice que Rodrigo de la Serna está desaprovechado. ¿Cómo lo vio usted?

–Así, desaprovechado. No es que está mal, ¡ni a palos!, pero es algo que perfectamente podría hacer otra persona. Es así, comparto la crítica.

–¿En ningún momento se barajó la idea de que viajara un argentino a Cannes?

–Nooo, no. Pero en realidad así lo tomé, fue como una experiencia, se podría decir, insólita. Es así, es una experiencia insólita, rica.

–¿Volvería a trabajar con Coppola entonces?

–Claro que sí. Dije: “que me sorprenda” siempre. Si me llama un director dinamarqués, me encantaría, que me sorprenda, no es que estoy esperando.

–¿No tenía la expectativa de que después de Tetro lo convoquen de Hollywood?

–Nooo, para nada. Si pasa eso, bienvenido sea. Y la verdad es que son esas cosas de la vida, como acompañar a un amigo al casting y que te elijan a vos, ¿entendés? Era una falacia pensar que porque Coppola venía a grabar a Buenos Aires y con actores argentinos, estábamos en Hollywood.


Fuente: Elargentino.com