Retrato de un provocador

Mike Amigorena: Manual de un provocador

Singular, misterioso y con un talento indiscutido, logra cautivar al espectador desde la pantalla chica, el cine, el teatro y hasta un escenario musical. En una charla imperdible se confiesa raro, egoísta, vago y con un extravagante deseo por la muerte.

Por Clara Cook / Fotógrafo: Pablo Cersósimo

A Mike Amigorena no le gusta que lo encasillen. Y como actor ha hecho todo lo posible para que esto no suceda. Fue, entre otros personajes, un marciano, un dandy, un automovilista de Fórmula 1, el diablo encarnado en una mujer y, ahora, en Los exitosos Pells, interpreta a Martín Pells (presentador de televisión presuntamente gay), a Gonzalo (actor fracasado) y a éste último cuando simula ser Pells.

Pero, ¿quién es realmente Mike Amigorena? Sin dudas un tipo mucho más simple de lo que parece. Sencillo, provocador y universal. Ambiguo y desprejuiciado. Libre y pragmático.
Confiesa que casi no viajó por el mundo y que es una asignatura pendiente. Pero quizá lo que no se imagina es que, aunque hace 36 años la ciudad de Maipú, en Mendoza, lo vio nacer; hoy se lo podría confundir con un ciudadano de cualquier parte del globo. Hay algo en su personalidad, en sus matices, que lo hace universal. Tal vez sea su fobia al encasillamiento y a las ataduras culturales lo que lo ha transformado en un ser sin límites ni fronteras. Mike Amigorena podría ser londinense, barcelonés o, por qué no, veneciano.

Es cierto que la Argentina no es precisamente la sociedad más abierta o, para ser más concretos, los argentinos no dejamos pasar sin mirar a alguien que lleva un plumero en la cabeza o a un hombre que lleva puesta una pollera. Y Mike Amigorena usa faldas. Y le quedan bien. Quién sabe si las prefiere por cómodas o simplemente porque hay algo en el acto de provocar que le causa placer. Ya lo dijo Salvador Dalí: “El que quiere interesar a los demás tiene que provocarlos”; y Amigorena lo hace desde su look, desde su ambigüedad y desde sus extraordinarias actuaciones que lo posicionan como un actor único con texturas actorales distintivas.

¿Sentís alivio por haber llegado a protagonizar una tira en el prime time?
Es que todo ha sido tan paulatino que siempre tuve la sensación de que iba a pasar. Yo no soy ni un conformista ni un ambicioso desmedido, para nada. Es todo circunstancial. Hace mucho que vine a hacer teatro, a ser actor y a tratar de empezar a vivir de lo me gusta. Es un paso muy grande. Llegar donde estoy ahora puede llegar a ser desalentador porque decís ¿ahora qué? Entonces, si lo tomás como una circunstancia, como una etapa, está buenísimo y es un orgullo muy grande.

¿Sos muy exigente con la elección de tus trabajos?
Sí. Y cada vez peor, porque me aburro, tiendo a cansarme, entonces quiero que sea algo donde yo pueda divertirme, que pueda cautivar, eso me gusta: sorprender al espectador. Y para que te pase eso lo que agarrás tiene que ser un desafío.

¿Te da miedo quedar encasillado como Martín Pells?
No, porque voy a hacer lo posible para que desaparezca. El próximo personaje no va a ser como Pells, voy a encargarme de limpiarlo. Ahora lo disfruto, que venga, hay que hacerse cargo de lo que pasa, pero no creo que me encasillen, porque voy a estar todo el tiempo atento a eso. Haré un unipersonal de una mina, no sé, algo que sea lo opuesto.

¿Sentís que te jugás haciendo cosas que otros actores no se animan a hacer?
Sí y me encanta. Provocar, claro.

¿Cuál es el sentimiento que te genera provocar?
No es de provocador, pero no tengo pudor, entonces cuando no tenés pudor vas al ridículo, a lo ambiguo y volvés; vas a lo perverso y volvés, vas a lo gracioso, a lo dramático.

Fuente: http://www.epu21.com/NS/index.htmhttp://www.epu21.com/NS/index.htm


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